Normalmente acudimos a un psicólogo especialista en niñ@s y adolescentes porque estamos preocupados por algo que le ocurre a nuestr@ hij@ que nos desborda o no sabemos manejar, o porque en el colegio o instituto nos han señalado que hay algún problema que debería ser tratado por un profesional de la psicología.
La adolescencia es una etapa de cambios en la que nos estamos buscando a nosotr@s mism@s, no tenemos muy clara nuestra identidad, se producen muchos cambios hormonales, lo que afecta a nuestra conducta y a nuestro desarrollo corporal. Dichos cambios no siempre son fáciles… A veces, nuestr@ hij@ necesita encajar dentro de su grupo de iguales a toda costa, otras veces no quieren crecer, etcétera.
Por otro lado, podemos decir que también es una etapa compleja ya que nuestr@ hij@ comienza a separarse de nosotr@s pero a la vez nos sigue necesitando. En este punto es complicado establecer los límites, entender sus circunstancias, lidiar con nuestros miedos como padres y madres…todas esas situaciones a veces dificultan la convivencia familiar.
Independientemente del motivo de consulta en psicología juvenil la terapia se estructura siempre de la misma manera. Comenzaremos realizando una evaluación que suele consistir en cuatro sesiones divididas de esta manera:
Una primera sesión con vosotros (los padres) para conocernos, para empezar a entender desde cuándo y cómo surgió el problema que presenta vuestr@ hij@ así como otros aspectos importantes que pueden ser desde cómo afecta dicha dificultad a nivel familiar, en su grupo de amigos, en el rendimiento académico, a cómo es el día a día del niñ@, qué cosas le gustan, etcétera.
Una segunda y tercera sesión con el o la adolescente para evaluar el problema en sí, es decir, cómo lo está viviendo él o ella, qué le preocupa, si quizá considera que hay otro problema distinto al que consultáis vosotros los padres, cómo le está afectando en el colegio o instituto…
Una vez terminada la evaluación se realiza una sesión de devolución de información solo con los padres. En esta se explica los problemas que se han detectado en la evaluación, la forma en la que vamos a trabajar, qué tipo de técnicas vamos a emplear para realizar el tratamiento, se explicitan los objetivos que queremos conseguir con la terapia…
Teniendo ya finalizada la evaluación es el momento de empezar el tratamiento.
En el tratamiento se trabaja tanto con el/la adolescente como con la familia, ya que uno de los objetivos fundamentales de la terapia es que haya armonía familiar y que el/la paciente pueda confiar en sus padres cuando tenga algún problema que no puede gestionar.